La cosa es que la mañana se encontró en pleno bosque, perdida. Las nubes parecían preocuparse por ella, pero la mañana supo disfrutar el extraño paisaje.
Comenzó a llover, la mañana se empapó sin abrigo. Sin embargo, no se movió, quiso quedarse ahí por siempre, en una sempiterna espera del ocaso.-
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